Crónica japonesa

Traducción de Glenn Gallardo y Martín Schifino

 

 

Dimensiones: 22×15 cm
Encuadernación: Rústica con solapas
ISBN: 978-84-15958-46-8
N.º de páginas: 252

22,00 

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Crónica japonesa

Traducción de Glenn Gallardo y Martín Schifino

 

 

Dimensiones: 22×15 cm
Encuadernación: Rústica con solapas
ISBN: 978-84-15958-46-8
N.º de páginas: 252

 

«Crónica japonesa de Nicolas Bouvier logra lo que los ancianos artesanos llamaban una obra de arte».

André Velter, Le Monde

 

«Es propio de los largos viajes regresar con algo distinto de lo que se ha ido a buscar».

Nicolas Bouvier

 

En 1955 Japón ha dejado atrás los efectos de la derrota en la guerra, pero sigue siendo un país ensimismado, rural y pobre. Como apunta su biógrafo, François Laut, “Nicolas Bouvier será uno de los últimos occidentales en vagabundear por este Japón que causaba la admiración delos viajeros del XIX con sus bahías encantadas, sus lagunas, sus montañas, sus desfiladeros, sus arrozales y sus bosques de cedros”. Al igual que su admirado Matsuo Basho, quiere recorrerlo a pie y así lo hace en algunos tramos que levantan como, el polvo del camino, una levedad de aire zen, un gozo perpetuo, y, siempre, un sentido poético de la extrañeza. Japón será su “fin de viaje”, en esa larga travesía emprendida dos años antes desde Yugoslavia con su gran amigo Thierry Vernet.

Desembarca en Yokohama y se instala en el barrio de Araki-Cho en Tokio. Después viaja por otros lugares durante esos doce meses. Diez años después vuelve por otro año con su mujer e hijo y seguirá trotando por sus rincones con una curiosidad siempre ávida pero templada, sin juzgar, ni menos despreciar, lo que transfigura el relato con el humor, la poética y la finura de un Haiku. Trufado de una historia del país tan prolija como liviana en su escritura, esta Crónica japonesa es de obligada lectura para quién quiera adentrase en la magia y la melancolía de una cultura milenaria. Desde la leyenda de su origen, hasta su compleja relación con China, Occidente y la modernidad, pasando por el zen, el teatro no, el budismo, o la vida cotidiana en sus confines rurales y en el estrépito de sus ciudades.

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